Mantenimiento de los elementos Metálicos en nuestro Hogar
Es importante elegir una buena calidad en la carpintería metálica de nuestras viviendas y que sean profesionales especializados los que nos asesoren y realicen la instalación de nuestras ventanas, rejas, vallas, barandillas, etc.
Y tras ello, también es importante hacer un correcto uso de estos elementos y realizar unas rutinas básicas de mantenimiento y limpieza.
Hoy hablaremos sobre ello y daremos unos sencillos “trucos caseros” que nos permitirán disfrutar durante más tiempo y en perfectas condiciones de los elementos de metal que cumplen un servicio primordial en nuestros hogares.
El aluminio está presente principalmente en ventanas, puertas y cerramientos de terrazas y jardines. No requiere de un mantenimiento especial dada su durabilidad, ya se instala con un lacado específico que lo hace inalterable frente al paso del tiempo y frente a cambios de temperatura e inclemencias meteorológicas.
Para su limpieza, sólo será necesario agua y jabón neutro y voilà!! Listo y perfecto.
El acero es un metal muy duradero y resistente y en su uso doméstico ( vallas, barandillas, rejas, forja) se instala en la mayoría y mejor de los casos lacado al horno, es decir, con una pintura extraresistente y duradera, con lo que su mantenimiento no pasa de limpieza con agua y jabón neutro.
En caso de no llevar este tratamiento de pintura al horno, lo más probable es que vaya pintado a pistola y lo más probable es que con el tiempo suframos los horrendos desconchones y oxidación del metal sobre todo si dichas vallas, rejas o barandillas se encuentran a la intemperie. Al final lo barato sale caro y por ello mi insistencia en confiar siempre en verdaderos profesionales del sector que nos asesoren correctamente y nos cuenten los pros y contras de cada material y de cada tratamiento.
Pero llegados a este punto la pregunta es: ¿Como quitar el óxido al hierro? Pues aunque venden ya productos específicos para casi todo, unos remedios caseros que funcionan bien son los siguientes: frotar el óxido con papel de aluminio (sí, el de los bocadillos) que previamente hemos sumergido en agua tibia y luego secar y frotar con una bayeta suave. También se puede hacer una masilla con zumo de limón y bicarbonato de sodio y dejarlo actuar una media hora sobre la parte a tratar antes de retirar y limpiar con una bayeta suave. El vinagre de manzana también puede ser un buen aliado a la hora de luchar contra el óxido del hierro.
Como su nombre indica, el acero inoxidable no se oxida. Para su mantenimiento sí debemos tener precaución con ciertos productos que pueden resultar abrasivos o corrosivos en un material ciertamente delicado como es el acero inoxidable. No usar nunca para limpiarlo: detergentes en polvo, estropajos, limpiadores de plata y otros metales, lejías y desinfectantes.
Aplicar limpiadores neutros, con bayetas y paños suaves, o vinagre diluido en agua, o zumo de limón y bicarbonato sódico.
LATÓN, BRONCE Y COBRE
Estos tres metales son muy utilizados en decoración ya que además de aportar belleza a los espacios, son muy duraderos y resistentes. Para su limpieza, como ya he comentado antes, venden productos específicos, pero en plan casero podemos usar:
Latón: frotar con medio limón mezclado con una cucharadita de bicarbonato sódico.
Cobre: calentar vinagre y añadir una cucharadita de sal. Luego a frotar también.
Bronce: mezclar harina con sal y vinagre blanco y frotar con ello.
MANTENIMIENTO DE LAS PERSIANAS
Las persianas que se instalan en los últimos años son de mayor calidad que las antiguas, ya que ahora son de aluminio en la mayoría de los casos y antiguamente se fabricaban de plástico.
El aluminio proporciona mayor eficiencia energética porque consigue unos óptimos aislamientos tanto térmicos como acústicos.
Para la limpieza de las persianas y cajones de las mismas, solo necesitaremos agua y jabón neutro y frotar con una bayeta siempre con movimientos verticales para no desencajar las lamas y que impidan el correcto rodamiento al subir o bajar. También debemos mantener limpios los carriles por los que deslizan las lamas de las persianas para no obstaculizar asimismo el rodamiento. Las cintas de las persianas también se lavan con agua y jabón y se les puede frotar con un cepillo suave.
En el caso de las persianas motorizadas, la limpieza es igual pero siempre teniendo mucho cuidado de no mojar los motores ni los cuadros de control.
Por lo demás, las persianas eléctricas son altamente recomendables para cualquier ventana, pero especialmente en ventanas de grandes dimensiones, porque los motores duran muchísimos años y prácticamente no se averían (las garantías llegan a cubrir 10 años). Estas persianas tienen, al estar motorizadas, un ritmo constate y equilibrado al subir y bajar, mientras que las manuales tienen que “sufrir” nuestros airados tirones por lo que pueden romperse con mayor frecuencia.
Mi última recomendación es, como siempre, dejarnos asesorar por profesionales, elegir productos de calidad, y cuidarlos y tratarlos con cariño y sentido común. Siendo así, será fácil que disfrutemos de nuestros materiales de metal durante toda la vida y con un nivel de satisfacción del cien por cien.